Su padre accedió y quedó sorprendido cuando la sacerdotisa le dijo que aquellos pequeños habían sido bendecidos con grandes poderes para ver el futuro.
Entonces, el rey asustado y no queriendo matar a su hijo más pequeño, ordenó que este fuese abandonado a su suerte en el Monte Ida, creyendo de ese modo burlar al destino.
Durante la guerra, Héleno no se destaca precisamente por su habilidad en combate; Homero lo alaba como el mejor de los augures sobre la tierra, mas también dice que es herido en combate por Menelao y también capturado por Odiseo, pero que finalmente regresa a Troya con vida.
Héleno decidió abandonar Troya y establecerse en el monte Ida donde, poco después, fue apresado por Odiseo.
Una vez frente a los griegos, Héleno, resentido contra su hermano y dejando atrás toda lealtad a su ciudad, reveló a sus enemigos todos los augurios que impedían que Troya fuera tomada: Después de que los aqueos consiguieran vencer los impedimentos señalados por Héleno en sus augurios, concibieron la estratagema del caballo de Troya.