Representó, además, como convencional a su provincia en la Convención Nacional que reunida en Santa Fe sancionó la reforma constitucional de 1994 integrando el bloque radical presidido por Raúl Alfonsín.
Parte de su obra, siempre fiel a sus raíces y su lugar de origen con sus mitos e historias, ha sido traducida al francés, inglés, ruso, polaco, alemán y serbocroata.
[6] Su esposa era Flora Guzmán, destacada lingüista, crítica literaria y doctora en Filología hispánica por la Universidad Complutense de Madrid.
Si bien en la obra de Tizón existen situaciones que se dan en lugares puntuales como la Puna de Atacama, las historias que en sus textos se cuentan exceden cualquier regionalismo y folclore, centrándose más bien en los problemas universales del hombre, esto es, la vida, la muerte, el amor, el sentido de la amistad, el odio, etcétera.
Si prestamos atención a la cantidad de libros escritos, el novelista gana al cuentista; pero si se atiene a la factura de la obra, en ambos géneros Tizón prefiere la intensidad y el límite propios del cuento.
Da la impresión de querer verter toda su potencia narrativa no tanto en el argumento como en la atmósfera; y lo hace con parquedad magistral, en absoluto presuntuosa, no derrochando palabras, contando la historia como si las palabras pudiesen herir al lector si se abusa de ellas.
Tizón, aunque obsesionado por el arraigo, se exilió en España (1976-1982) durante la dictadura militar de la Argentina y es donde se produce un cambio fundamental que interviene profundamente su universo literario.