Esta postura agudizó significativamente las divisiones políticas en los Estados cruzados, pero también le aseguró el continuo apoyo material de Carlos, muy necesario en este momento.
[16][6] Sin embargo, todavía se encontraba en Sicilia cuando fue elegido gran maestre;[5][6] tenía por entonces alrededor de cuarenta años.
[16] Para asumir sus deberes en su ausencia, el capítulo escogió a Goufier de Roannais, al que nombró gran comendador.
[6] El gran maestre argumentó que cruzados entusiastas pero indisciplinados y transitorios no serían de ninguna utilidad.
[6] Lo que hacía falta, en su opinión, era una guarnición permanente en Tierra Santa, reforzada regularmente por pequeños contingentes de soldados profesionales.
[6] En cuanto a Carlos, los servicios militares y financieros, que los templarios habían brindado ya anteriormente a la casa real francesa, serían el conducto obvio mediante el cual podría ejercer su influencia en Tierra Santa.
[6] Finalmente el papa promulgó una nueva cruzada, que estaría lista en 1278,[23] pero la muerte de Gregorio X en 1276 desbarató estos planes.
[26][27] En 1276, el rey regreso a su isla sumamente indignado y escribió al papa quejándose de que los templarios y los hospitalarios hacían ingobernable Tierra Santa, según el Templario de Tiro.
[31] Aunque solamente los hospitalarios y los venecianos reconocieron a Carlos como señor legítimo, los barones del reino también rindieron homenaje a San Severino en enero de 1278, después de que este los amenazase con confiscar sus propiedades.
[36] Guido intentó nuevamente conquistar Trípoli, pero tuvo desavenencias con los templarios de la ciudad que le hicieron fracasar en tres ocasiones.
[36] Ese conflicto intestino entre los cristianos latinos, en un momento en que su reino ya estaba en situación precaria, escandalizó a la opinión europea y debilitó la autoridad moral del gran maestre, creándole «una imagen de parcial y poco digno de confianza».
[32] El Sultanato mameluco de Egipto ya había confinado el Reino de Jerusalén a una franja costera que abarcaba 2600 km² y Carlos había ordenado a San Severino que evitara conflictos con Egipto.
[31][38] Guillermo había sido elegido gran maestre en un momento en que Baibars y Hugo III firmaron una tregua general,[36] si bien esto no impedía a los mamelucos pactar otras particulares con determinados territorios cristianos.
[40] La política del gran maestre consistía en mantener buenas relaciones con los mamelucos a cambio de cesiones que disminuían todavía más unos territorios reducidos, aunque defendibles merced a las formidables fortalezas costeras que los protegían.
[41] Por esto, Guillermo se mantuvo neutral durante la guerra de 1281 entre mongoles y mamelucos.
[37] Aunque el nuevo monarca fue reconocido en Chipre, necesitaba la colaboración de los templarios para extender su autoridad al continente.
[56][50] Los barones latinos y las órdenes militares hicieron lo posible para detener la matanza, en la que perecieron muchos musulmanes.
[56][50] Cuando el sultán se enteró de la masacre, exigió que los responsables le fueran entregados para su ejecución.
[56][59] Según sus asesores, el sultán tenía una causa justa para romper la tregua y ordenó entonces a su ejército prepararse en secreto para asaltar Acre.
[65] La noche del 15 de abril, el gran maestre dirigió una salida para atacar el campamento musulmán, pero, tras un éxito inicial, los cristianos se enredaron con las cuerdas de las tiendas y tuvieron que retirarse; la operación les costó dieciocho muertos.
[66] Sin ni siquiera ponerse la armadura, salió a conducir un contraataque, pero fue herido por una flecha y tuvo que ser evacuado.
[66][61] Los demás caballeros le reprocharon su conducta, pero Guillermo les respondió: «¡No me estoy escapando, estoy muerto!», levantando el brazo para mostrar la herida mortal.
[67][61] La toma de Acre se produjo ese mismo día tras un enconado y largo asedio.