Guillermo Beckert

Durante su misión diplomática fingió su propio asesinato para ocultar un desfalco, matando para esto al funcionario de la embajada Exequiel Tapia.

[2]​ Ingresó como Canciller en la Legación del Imperio Alemán en Santiago, con funciones de tesorero, contador, archivero y contable.

En vista de tales evidencias, los médicos alemanes Max Westenhöfer y Otto Aichel,[5]​ certificaron su muerte.

Además Beckert recibió varios anónimos con amenazas de muerte semanas antes del incendio.

[1]​ El presidente Pedro Montt ofreció al doctor Basterrica lo que quisiera, quien no dudó en solicitar "la construcción de una Escuela Dental moderna, que tanta falta hace al país", la cual fue inaugurada por el presidente Don Ramón Barros Luco en 1911, dos años más tarde.

Exequiel Tapia quien fue asesinado por el Canciller Beckert.