Una guerra de formatos describe la situación que puede darse entre dos o más sistemas patentados de un mismo producto mutuamente incompatibles entre sí, que compiten por el mismo mercado.
Históricamente, es un caso relativamente frecuente en los campos de los dispositivos de almacenamiento de datos y en los formatos de grabación utilizados por distintos medios electrónicos.
A menudo, se caracteriza por la influencia política y financiera de los desarrolladores de las tecnologías sobre los medios de información.
Las empresas se ven involucradas en una guerra de formatos cuando se oponen activamente o evitan los estándares técnicos interoperables de la industria abierta en favor de los suyos.
Por otro lado, también existe un comportamiento de la sociedad tendente a detener una guerra de formatos: cuando uno de los contendientes logra imponerse y se convierte en un estándar de facto, se resuelve un problema de coordinación[1] para los usuarios del formato.