En cambio, el diafragma de un reproductor utilizado para reproducir discos grabados lateralmente es perpendicular a la superficie.Los primeros fonógrafos se consideraron máquinas sorprendentes, capaces de atraer la curiosidad del público.Este hecho propició que para explotar económicamente el nuevo invento, se idearan costosas máquinas tragaperras impulsadas por motores eléctricos alimentados por baterías de ácido crómico, que colocadas en salas de juego, bares y otros lugares públicos, permitían escuchar un corte musical a cambio de unos pocos centavos.La industria discográfica floreció, al mismo tiempo que la empresa Berliner Gramophone comercializaba sus primitivos primeros discos planos, que eran más simples y más baratos de fabricar, menos voluminosos de almacenar, mucho menos frágiles y podían sonar más fuerte que los cilindros de cera contemporáneos, aunque tenían una calidad de sonido notablemente inferior.Su calidad pronto mejoró enormemente, y aproximadamente en 1910 el cilindro estaba perdiendo claramente esta guerra de formatos.Al igual que en los cilindros, el sonido en el surco de un disco Diamond se registraba por el método de grabación vertical, utilizando variaciones en la profundidad del corte del surco.Todo el conjunto estaba aglutinado con cola y se teñía incorporando negro de humo a la mezcla.[6] Este aviso tenía una razón contundente, puesto que las ranuras del disco Diamond eran demasiado estrechas y frágiles para no dañarse en el caso de que hubiera que arrastrar la cabeza lectora a través del disco como se hacía con los discos de grabación lateral.[8] Aunque podría decirse que tenían una mejor fidelidad de audio, eran más caros e incompatibles con los productos de otros fabricantes y finalmente fracasaron en el mercado.
Imagen de unos discos Diamond apilados, en la que se aprecia su gran grosor y el número de referencia estampado en el costado