Guardia Imperial

Por lo general, estas tropas encarnan un mayor estatus de élite que otras fuerzas imperiales, incluidas las fuerzas armadas regulares.

Usualmente mantienen derechos, privilegios y tradiciones especiales.

Debido a que el jefe del estado a menudo desea estar protegido por los mejores soldados disponibles, su número y organización pueden ampliarse para llevar a cabo tareas adicionales, como fue el caso de la Guardia Imperial de Napoleón es un ejemplo de esto.

En esos casos, las filas de la guardia imperial pueden nutrirse, por un lado, con un pariente de la realeza o un miembro del "clan" con intereses ciertos en la supervivencia de la familia gobernante, y por el otro, con miembros, social y culturalmente separados de la población general y, por tanto, dependientes del clientelismo Imperial para su supervivencia, como por ejemplo, la Guardia varega (que reclutaba exclusivamente extranjeros) o los Jenízaros (niños cristianos tomados como esclavos desde niños, para servir al Sultán).

Entre las diferentes guardias imperiales que han existido a lo largo de los siglos, destacan:

Guardias pretorianos representados en un relieve de mármol del Arco de Claudio (51-52)