Los dueños de la estancia, la familia Tonna, construyeron la gruta orientada hacia Pietrelcina junto a otros colaboradores anónimos, motivados por la fe religiosa ligada al catolicismo.
Desde entonces, muchos colaboradores anónimos se sumaron a la creación, unidos por la fe, en el improvisado taller ubicado en el tambo de la estancia.
La imagen debía representar al padre Pío en su juventud y el rostro, en el que se trabajó durante 9 días, cayó al piso sin causa aparente y, ante la proximidad del plazo, se logró plasmar un rostro luminoso, sonriente, con mirada viva , en solo 2 días.
Sobre la bilocación, se han realizado investigaciones por parte de Roma para corroborar y beatificar al Padre Pío.
A esto se debe la construcción de centros místicos en los alrededores, por lo cual toda la zona es explotada turísticamente.