En 1928, Hassan al-Bannā' (en árabe, حسن البنا) funda en Ismailía, centro administrativo del canal de Suez en aquel momento, la Sociedad de los Hermanos Musulmanes[2] (en árabe, جميعة الإخوان المسلمين, Yami'at al-Ijwan al-Muslimin), frecuentemente llamada الإخوان المسلمون, Hermanos musulmanes (Al-Ijwan al-Muslimun) o simplemente Los Hermanos (en árabe, الإخوان, Al-Ijwan).
Labiba Ahmad presidió la sección femenina hasta 1937, fecha en la que, por razones personales, dejó el cargo.
[9] Poco después se produce el primer encuentro,[10] en la oficina de los Hermanos Musulmanes, a finales de 1937, entre Al Banna y Zainab al Ghazali (en árabe, زينب الغزالي), que seis meses atrás, en 1936, con apenas 18 años,[11] había creado la organización Jamma’at al-Sayyidaat al-Muslimaat (en español, Agrupación de Mujeres Musulmanas).
Al Banna intentó fusionar su organización con la de Zainab,[12] quien, en varias ocasiones, rechazó la invitación.
Durante dos años la agrupación femenina continuó distribuyendo panfletos y organizando reuniones.
Poco después, el nuevo Gobierno ordenó la disolución y prohibición de todos los partidos políticos en Egipto, aunque, gracias a las buenas relaciones que mantenían los Hermanos con el movimiento, pudieron seguir funcionando como una asociación no política.
Durante su encarcelamiento, entre 1954 y 1964, Qutb escribió su primer libro exegético “Fī ẓilāl al-Qurʾān (en español, “A la sombra del Corán”) y “Ma’alim fi-l Tariq” (en español, “Jalones en el camino").
Nuestro grupo trabaja por Alá y por un Gobierno no secular en el que el derecho a la soberanía recae sobre los musulmanes.
Tampoco el ministro de Asuntos Sociales tiene derecho a que seamos leales.
La divulgación del Islam no cuenta con dinero ni pertenencias que puedan ser confiscadas por un Estado secular cuyos miembros están luchando contra Alá, Su Mensajero y la Comunidad Musulmana.
Los agentes de Nasser irrumpieron en las oficinas y desordenaron todo lo que había.
“Otra vez me negué(...) En poco tiempo, la verdad detrás de sus ofertas siniestras se haría evidente”.
La Agrupación, cuya existencia estaba íntimamente ligada a Al Ghazali, cesó su actividad en aquel momento.
Además de ofrecer lecciones para mujeres, el Grupo de Mujeres Musulmanas publicó su revista, mantuvo un orfanato, y ofreció asistencia a familias pobres y mediación en litigios familiares.