[1] Este santo, llamado también Gregorio Bético, es citado con elogio Eusebio Vercelense, san Jerónimo y otros, los cuales dicen que se había enfrentado a Osio por haber comunicado con Alsacio, Ursacio y Valente.
[2] [3] Después de muerto Osio, este prelado asistió en el 359 al concilio de Rímini, al cual concurrieron también otros obispos españoles, manifestando igual firmeza contra los arrianos, con los cuales no quiso comunicar.
Sin embargo, aun sabiendo que entre los opuestos hubo algunos de quienes no se hizo caso, ya por la falta de fama, ya por su escaso número, no se puede decir que todos fueran perseguidos y desterrados.
[4] Se demuestra, sin embargo, la santidad de Gregorio y su culto antiquísimo que se ve en varios martirologios, honrándose su memoria en España desde el siglo VII como consta de San Isidoro, que le llama Santo.
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