[1] Como el agua era extraída ilegalmente para fines comerciales e industriales, las autoridades municipales nombraron guardianes para los conductos, quienes debían asegurar que usuarios como cerveceros, cocineros o vendedores de pescado pagaran por el agua que ellos utilizaban.
Por el contrario, y particularmente para los hogares que no poseían una toma de alimentación por gravedad del agua desde los conductos, esta era suministrada individualmente a los domicilios por los llamados «aguadores» (cobs, en inglés).
Sin embargo, en 1815 se permitió que los desechos domésticos fueran llevados a través de las alcantarillas hacia el río Támesis, con lo que durante siete años los desperdicios humanos fueron arrojados hacia el río y luego potencialmente bombeados de nuevo a los hogares para beber, cocinar y bañarse.
Esto incrementó en gran medida el volumen de agua y desperdicios vertidos en los pozos negros.
Sin embargo, la Cámara de los Comunes seleccionó un comité especial para que elaborase un informe sobre el «Gran Hedor» y recomendase cómo poner fin al problema.
Las causas no eran conocidas; la idea más aceptada entonces fue que la enfermedad se transmitió por vía aérea a partir de los «miasmas».
Su sistema fue adoptado en casas privadas, en los distritos rurales, en los campamentos militares, en muchos hospitales y extensivamente en la India Británica.