El apoyo rítmico que acompaña tradicionalmente a las grallas es el tamboril, también llamado timbal en catalán.[1] Entre los siglos XVIII y el XIX, el baile de valencianos evoluciona formando el que hoy se conoce como castells.A partir de entonces la gralla y los castells han sido compañeros inseparables.[1] A medida que avanza el siglo XIX no sólo se crea y se consolida un repertorio de grallas para todo el ritual casteller y el mundo que lo rodea, sino que el uso del instrumento se extiende al acompañamiento musical de las fiestas en su totalidad, y así el grupo de grallers toma relevancia sobre todo en ámbitos rurales donde los hay que resolver la música y los bailes de las fiestas con recursos económicos limitados.En un comienzo las grallas no estaban del todo definidas y podían ser de diferentes tipos.
Gralla seca de cerezo con 3 argollas metálicas del constructor
Xavier Orriols
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