La mojiganga, en su origen, fue una farsa representada con máscaras y disfraces típicos en las fiestas públicas de raíz carnavalesca.
Así, la llamada mojiganga entremesada fue, a partir de mediados del siglo XVII, la pieza dramática breve por excelencia.
[7] En Hispanoamérica, se registra el uso del término "mojiganga" en 1637, referido a una danza callejera durante los carnavales.
Asimismo, se les ve bailando al lado de la banda, la estudiantina o rondallas durante las populares callejoneadas.
Zacatecas por su parte mantiene también esta tradición en el localidades del sureste tales como Pedregoso en Pinos y El Lobo en Loreto.
En Panamá, las mojigangas y los parrampanes participan en las celebraciones del Corpus Christi, en la región de Azuero.
No se les considera una danza; más bien, es un grupo de bailarines enmascarados que representan a personajes de la vida común del pueblo: el Alcalde, el Cura del Pueblo, una pareja en matrimonio, etcétera.
Esta manifestación es la única que no entra a la iglesia en la Misa de Corpus, porque se le considera indigna y vulgar.