Gracia divina
En teología cristiana se entiende por gracia divina o gracia santificante un favor o don gratuito concedido por Dios para ayudar al hombre a cumplir los mandamientos, salvarse o ser santo, como también se entiende el acto de amor unilateral e inmerecido por el que Dios llama continuamente las almas hacia sí.De ahí expresiones del tipo: “si he hallado gracia ante tus ojos” (cf.Dt 28, 50) aunque el favor de Dios sigue considerándose no obligado y gratuito.Pelagio sostenía que todo mal solo podía imputarse a la libertad humana.[3] A esta interpretación se opuso fuertemente san Agustín quien subrayó el daño del pecado original y la absoluta necesidad de la gracia divina para poder hacer el bien y vivir de acuerdo con los mandamientos.[5] Sin embargo, la acción de la gracia no suprime la libertad del hombre porque actúa por atracción, por amor.Juan Duns Scoto subraya que la justificación es un querer de Dios independiente ligado solo a cuanto haya establecido con anterioridad pues la libertad divina es absoluta.Por tanto, no son necesarios los dones ni la gracia sino la acción correcta, el obrar según Dios quiere.[14] Los católicos creen que el hombre es justificado por la sola gracia de Dios El Concilio de Trento declaró que el libre albedrío del hombre, movido y animado por Dios, puede por su consentimiento cooperar con Dios, quien anima e invita a la acción; y que por ello puede disponerse y prepararse para obtener la gracia de justificación.Aún debilitado y disminuido por la caída de Adán, el libre albedrío no es destruido en la carrera (Ses.La justificación la ve como un tema cristológico: es la inserción en Cristo, el entrar a ser parte de su cuerpo místico.Por parte del hombre se requiere, según el concilio, no solo la fe sino también las otras virtudes teologales (cf.Miguel Bayo afirmaba que el estado inicial (con los dones y la amistad con Dios) del hombre era natural.En ese ambiente se desarrolló una polémica entre escuelas a partir de los escritos del dominico Domingo Báñez sobre la predeterminación.Aunque se desarrolló al mismo tiempo que la controversia de auxiliis el jansenismo permitió una nueva discusión sobre temas relacionados con la gracia.Abunda en detalles explicativos de cómo las llamadas “gracias actuales” (es decir, las necesarias para obrar hic et nunc una obra buena) se dan en el hombre.Las disputas teológicas sobre el jansenismo se prolongaron con diversas condenas por parte de los Papas hasta 1794.Finalmente el catecismo recuerda que la gracia divina es sobrenatural y no es “experimentable” por tanto, como afirmó ya el Concilio de Trento,[19] solo se conoce por la fe, no se puede deducir una justificación o salvación como si fuera un dato empírico.