Sin embargo, será Castilla la que acabará capitalizando la herencia goticista.
Así el conde Wifredo el Velloso quedará convertido en el último godo y el primer catalán.
Fue entonces cuando aparece la Hispania gestarum Chronicon o Crónica rerum gestarum in Hispania del arzobispo de Toledo, el navarro Rodrigo Jiménez de Rada que la empezó en 1228.
Después narra la conquista de Hispania por Hércules, que levantó las columnas del Estrecho, venció a Gerión y fue señor de sus tres reinos, Gallaecia, Lusitania y Bética.
La obra tuvo un gran impacto y se tradujo muy pronto al catalán, en 1268 o 1269, por Pere Ribera de Perpinyà.