Desde pequeño demostró interés por el espectáculo, se empeñó en ser torero y como su padre no estaba de acuerdo, lo ingresó en una correccional para que desistiera de su deseo.
[1] Fugándose dos años después para buscar fortuna trabajando de botones en el Hotel Ritz, en sus ratos libres buscaba su oportunidad como novillero en plazas de cuarta categoría.
En una de tantas fue a Talavera con unos amigos a ver torear a Joselito el Gallo coincidiendo con la trágica corrida de toros, este hecho provocó que perdiera el tren de regreso y su trabajo.
Ante esta situación decidió marcharse llegando a Barcelona enrolándose en un barco como pinche acabando en Melilla, allí enfermó lo que le salvó de verse envuelto en los trágicos sucesos del Desastre de Annual, regresando más tarde a Madrid retomando de nuevo su afición a los toros, siendo contratado como novillero sin mucho éxito.
[3] Al acabar la guerra actuó en el itinerante Circo Imperial en tanto se terminaba la reconstrucción del bombardeado Circo Price, escenario que fue de sus éxitos más clamorosos.