Gherardo Starnina

Los frescos pertenecen a una época de transición entre la concepción alegórica del medioevo, con su carga simbólica y emotiva, y la concepción del Quattrocento, tendente a presentar las figuras como formas corpóreas, de volumen pleno y de expresión inmanente.El evidente italianismo de las pinturas al fresco de la capilla de San Blas del templo catedralicio, cuya construcción no comenzó antes de febrero de 1397, llevaron a atribuirselas también al maestro florentino, al menos en parte, pero también a Antonio Veneziano, su maestro, que Berenson creyó que podría haber viajado también a Toledo y que, en cualquier caso, proporciona el modelo para el Calvario, inspirado en su tabla del mismo asunto conservada en el Museo Nazionale di San Mateo de Pisa.[8]​ De 1395 a 1401 aparece documentado en Valencia como «Gerardus Jacobi pictor civis florentie».[11]​ La escasez de obras documentadas conservadas hace difícil definir con precisión su personalidad artística y, por consiguiente, reconocer en ellas al pintor «famoso en toda la Toscana e incluso en toda Italia», como lo describió Vasari, transformado tras su paso por España donde aprendió a ser «amable y cortés», despojándose del carácter rudo con que previamente se comportaba.[1]​ Ese vacío se compensaría con la identificación de Starnina con el llamado Maestro del Bambino Vispo, denominación convencional creada en 1904 para el anónimo autor de una tabla con la Virgen y el Niño con ángeles y santos conservada en la Galleria dell'Accademia de Florencia, cracterizada por el aspecto alegre y juguetón del Niño, en la que se advierten además influencias españolas que llevaron a Roberto Longhi a proponer la identificación del Maestro del Bambino Vispo con el valenciano Miguel Alcañiz.
Pseudorretrato de Gherardo Starnina aparecido en el volumen 1 de la Serie degli uomini i più illustri nella pittura, scultura, e architettura , Florencia, 1769, con ilustraciones de Giovanni Battista Cecchi.
Retablo de fray Bonifacio Ferrer, Valencia , Museo de Bellas Artes .