Nació en el seno de una familia pobre, su padre era tejedor.
No obstante, el pastor de la aldea ayudó a pagar su educación, con lo que el joven Bähr pudo entrar como aprendiz de carpintero en Lauenstein, Sajonia.
Pensaba que los edificios existentes no hacían justicia alguna a los servicios de la Iglesia protestante.
Le encomendaron la tarea en 1722; en 1726 se aprobó el diseño y comenzaron las obras.
En 2004, se levantó en su honor un monumento en el palacio de Lauenstein, donde había hecho sus estudios.