Fundamentalismo islámico

La expresión fundamentalismo islámico se utiliza en Occidente para describir distintas corrientes políticas o religiosas ligadas al Islam, a las que se designa también con otros términos como islamismo;[1]​ cuya rama más violenta se denomina yihadismo (que no necesariamente se vincula con el término Yihad) y que local o particularmente se asocia, en países occidentales, con movimientos como el talibán, en interpretaciones rigoristas como el salafismo, e incluso en regímenes políticos como la República islámica (Irán o Sudán) o (de un modo a menudo menos recalcado dada su estrecha alianza con los Estados Unidos, aunque no menos obvio), la monarquía saudí y las del Golfo Pérsico.

Otros, sin embargo, consideran que puede usarse, aunque con cierta cautela, debido a que está extendido, y otros, por último, reservan el término para corrientes tradicionalistas y específicamente religiosas del islam, y no para los actuales movimientos políticos que se designan con el nombre genérico de islamismo.

Con este último sentido el término ha pasado al árabe, aunque su uso no está generalizado.

No son un movimiento político sino una corriente ortodoxa dentro del islam, defensora de la Sharía en su interpretación más tradicional.

La denominación fundamentalismo no es aceptada por todos los autores, al ser considerada una trasposición de un concepto occidental.

Esto excluye la tradición, la práctica popular e incluso cualquier clase de razonamiento externo.

Ante la existencia de numerosos regímenes corruptos y no democráticos extendidos por todo el mundo musulmán, no es sorprendente que durante gran parte del siglo XX la forma dominante de disensión política en esto países fuera el Marxismo.

El seguimiento al pie de la letra del Corán es una característica del fundamentalismo clásico.
La enseñanza del Corán .