Se utiliza principalmente en trenes, camiones, autobuses y maquinaria pesada.
Estos pistones actúan como prensas neumáticas contra los tambores o discos de freno.
El primer freno neumático factible para ferrocarriles fue inventado en los años 1860 por George Westinghouse.
Para frenar, el maquinista acciona una palanca que reduce la presión del aire en un tubo de goma conectado a todos los vagones.
En el cilindro, el aire ejerce presión sobre un pistón que empuja un par de balatas contra las ruedas.