Al igual que las bombas, los compresores también desplazan fluidos, pero a diferencia de las primeras que son máquinas hidráulicas, estos son máquinas térmicas, ya que utiliza un fluido compresible, sufre un cambio apreciable de densidad y, generalmente, también de temperatura; a diferencia de los ventiladores y los sopladores, los cuales impulsan fluidos, pero no aumentan su presión, densidad o temperatura de manera considerable.
En la antigüedad los herreros solían soplar para intensificar el fuego y facilitar la forja del hierro.
Los fuelles inhalaban aire en su expansión, que luego se exhalaba mediante una pequeña apertura al final, logrando la cantidad de oxígeno insuflado en un sector específico.
En 1650, Guericke inventó la primera bomba de oxígeno, la cual podía producir un vacío parcial y von Guericke usó esto para estudiar el fenómeno del vacío y el papel del oxígeno en la combustión y la respiración.
En 1829 fue patentada la primera fase o componente del compresor atmosférico.
Dicho componente comprimía oxígeno mediante la acción de cilindros sucesivos.
Por su parte los mineros utilizaron motores de vapor para producir suficiente presión para operar sus taladros, incluso cuando dicho dispositivos probaban ser extremadamente peligrosos.
En 1960 los lava-autos de autoservicios, alta-presión y «hazlo tú mismo» se hicieron populares gracias a los compresores atmosféricos.
Los compresores atmosféricos se pueden conseguir en su presentación eléctrica o de gasolina, siendo más accesibles para consumidores hogareños.
En un compresor atmosférico un émbolo bombea aire y lo comprime dentro de un tanque a cierta presión, donde se mantiene hasta que es requerido, por ejemplo, para inflar cubiertas de vehículos o accionar herramientas neumáticas.
En este sentido el aire comprimido es una fuente de energía sumamente importante y hoy en día su eficiencia, su bajo nivel de contaminación y su accesibilidad lo hacen popular.
Hay diferentes tipos de compresores atmosféricos, pero todos realizan el mismo trabajo: toman aire de la atmósfera, lo comprimen para realizar un trabajo y lo regresan para ser reutilizado.
Luego, cuando el pistón comienza a subir, la válvula de admisión se cierra, la presión interior comienza a subir y esta vence la fuerza del muelle de recuperación de la válvula de escape o salida, con lo que el aire es obligado a salir del cilindro a una presión algo superior a la que existe en el conducto de salida.
Al volver a recomprimir el aire, alcanzamos presiones más elevadas.