Francisco Gómez de la Reguera y Serna (Valladolid, 1595-1673)[1] fue un poeta, dibujante y traductor español del Siglo de Oro.
No parece que acompañase en 1632 a su señor cuando este dejó la corte para marchar como virrey a Cataluña, retirándose a su ciudad natal aquejado por alguna grave enfermedad y «accidentes que dispuso la violencia del poder», según escribe en el prólogo de las Empresas de los reyes de Castilla.
[3] Aunque llegó a gozar de cierta fama, como acreditan los versos que le dedicó Lope de Vega en el Laurel de Apolo,[4] Francisco Gómez de la Reguera parece haber llevado una existencia retirada, dedicada al estudio y viviendo de las rentas que le proporcionaba el mayorazgo del que disfrutaba en Velliza con otros censos y juros,[5] y no llegó a ver publicada en vida ninguna de sus obras.
Estas incluyen una colección de doscientos veintidós sonetos, dos églogas y cuatro décimas —la última incompleta— recogida bajo el título Primera parte de las Rimas humanas.
En su prólogo y como posible explicación de su retraimiento y alejamiento de la corte, se declaraba desengañado de la mentira que domina la vida pública y víctima de «un pleito puesto no sé si con justicia pero seguido sí con la violencia del poder».