Siendo muy joven comenzó a destacar en la oratoria y la jurisprudencia, gracias a lo cual pudo desempeñar una buena labor en la cátedra de Derecho Real de Prima en la Universidad.
Durante la Guerra de Independencia española tomó partido por los constitucionales y representó a Cuba en las Cortes de 1812.
Otras obras suyas de relevancia fueron: Máximas económico-políticas sobre el comercio colonial (1816) e Informe al rey sobre la condición de los esclavos en Cuba y urgente necesidad de supresión del tráfico (1818).
También brindó grandes aportes en la elaboración del plan de estudios que regiría en las escuelas de la Isla.
En 1834 fue distinguido con el título de prócer del Reino.