Ingresó a la Universidad de Santo Tomás de Aquino, donde estudió Teología y Derecho canónico y recibió los doctorados en 1798.
Más tarde, su tío segundo, el obispo de Cuenca, Ignacio Cortázar y Lavayen, lo promovió a vicario foráneo de Guayaquil; dos años más tarde, renunció al rectorado.
En 1822, contribuyó con la entrega voluntaria de veinticinco sábanas que iban a ser utilizadas en el Hospital Militar y los provisionales que se construyeron debido al gran número de soldados heridos y enfermos.
En 1852, el general José María Urbina lo designó miembro del Consejo de Gobierno.
Hacia 1958, con ocasión del 3° Congreso Eucarístico Nacional, celebrado en Guayaquil, sus restos fueron trasladados a la Catedral Metropolitana de Guayaquil, donde se conservan en la actualidad.