Nicolás de Arteta y Calisto

Muchos de ellos brillaron en la política nacional y en los medios intelectuales.

En 1815 fue elegido administrador eclesiástico de Quito, por destierro del insigne prócer y obispo señor Cuero y Caicedo a manos de la corona española; y desde entonces gobernó la diócesis, salvo breves interrupciones, ya como primera autoridad, ya como vicario general.

Por su acrisolada prudencia y mansedumbre, ejerció verdadera paternidad sobre todos sus diocesanos, en época de desatadas pasiones.

Años más tarde, acogiendo un pedido hecho por el Poder Legislativo del Ecuador, S.S.

Ese mismo año el Congreso de la República lo nombró para desempeñar dicha función, que luego fue confirmada por el Santo Padre.