Francisco Otero González

Nació en la localidad lucense de Lindín en 1860.

El 30 de diciembre de 1879 a las cinco de la tarde, los reyes cruzaban la plaza de Oriente en un faetón guiado por el rey, precedidos por el correo y con la única compañía del cochero, sentado en la parte trasera, y de un lacayo.

En el momento en que el coche entraba en el Palacio Real por la puerta del Príncipe, Otero, que había estado esperando su llegada junto a la de caballerizas, realizó dos disparos a corta distancia con un revólver Lefaucheux de dos cañones cargado con balas de doce adarmes, errando los dos tiros.

[1]​ Detenido inmediatamente, fue acusado de intento de regicidio; el tribunal, desestimando el atenuante de enajenación mental, le condenó a muerte.

El rey solicitó su indulto, pero el consejo de ministros presidido por Antonio Cánovas del Castillo lo denegó.

Madrid.— Entrada a la capilla del regicida Francisco Otero. Prisioneros cantando sus últimas oraciones ( Le Monde Illustré , 1880)