Francisco Javier Muñiz

Tuvo a su cargo durante toda la campaña un importante servicio de hospitales y ambulancias, equipado con 32 carros cubiertos, y prestó especialmente servicios en la campaña que culminó en la batalla de Ituzaingó.

Éste se trasladó a Buenos Aires con una hija de pocos meses recién vacunada, con cuya linfa pudieron ser inoculadas varias personas, con lo que se pudo restablecer el circuito de vacunaciones en la ciudad.

Estando en Chascomús, en 1825, se dedicó a la observación de la naturaleza, investigando la flora y fauna locales.

Años después, Alcide d'Orbigny volvió a encontrar restos de este mamífero extinto, y fue considerado su descubridor.

Por sus propios medios, Muñiz exhumó restos de varias especies animales extinguidas, unas ya conocidas y otras descubiertas por primera vez; las reconstruyó y estudió con cuidado, comenzando así esta ciencia en el país.

Sin embargo, más tarde, Darwin le envió desde Gran Bretaña un cuestionario sobre la variedad bovina llamada vaca ñata, relativamente frecuente en el territorio ocupado por los indígenas pampas, y poco frecuente entre los gauchos, según había observado en su viaje a la Argentina.

Sobre la base de sus muy detalladas respuestas, estableció un vínculo epistolar importante con el científico inglés.

En 1841 le regaló su colección paleontológica al general Rosas: once cajones acompañados por una nómina de los fósiles (Florentino Ameghino diría más tarde que no se las regaló, que en realidad el gobernador lo obligó a donarlas).

Rosas no las valoró en su significado, y se las obsequió al almirante francés Dupotet.

Francisco Javier Muñiz, en su juventud.
Su tumba en el Cementerio de la Recoleta.