De retorno a su ciudad natal, estudió en la Academia de Pintura y Dibujo, que por entonces dirigía Ignacio Merino y a la que también asistía Francisco Laso.
[3] Se estableció en París, donde fue alumno del célebre pintor Leon Cogniet, quien le inició en el retrato y la pintura histórica.
En su taller dictó clases a jóvenes artistas como Juan Lepiani y José Effio.
Pero cayó en la bohemia; y aunque continuó retratando hábilmente, desatendió la calidad de sus colores.
[3] Representante del neoacademicismo peruano (cuyos máximos exponentes son Daniel Hernández, Carlos Baca Flor, Luis Montero y Teófilo Castillo),[4] su obra es muy escasa.