Considerado un muchacho inteligente, recibió una excelente educación, destacándose su independencia de juicio y su modo agradable.
Desde allá escribió algunas cartas en las que hacía burla de Luis XIV, llamándolo "Rey del Teatro".
Durante ese tiempo, fue herido por un ciervo en una jornada de caza, accidente que le dejó una notoria cicatriz en el rostro.
Congenió muy bien con Luis de Francia, el Gran Delfín, quien le permitió obtener el favor del rey, su padre.
Junto al delfín participó en la batalla de Flandes, volviendo ese mismo año.
Francisco Luis partió de mala gana hacia su nuevo reino, pidiendo prestada una escuadra comandada por Jean Bart para romper la resistencia se le entrega una gran suma de las arcas reales.