Francisco Díaz de San Buenaventura (provincia de Lugo, 1652 - Roma, 8 de octubre de 1728)[nota 1] fue un teólogo y sacerdote franciscano español, conocido por sus abundantes obras místicas y sus gestiones religiosas y políticas.
Desde estos cargos y en virtud de otras comisiones particulares, desplegó una inmensa actividad en favor de la Orden, no siempre en un clima pacífico; organizó los famosos colegios-seminarios de misiones en España y América redactando sus estatutos y obteniendo la aprobación de Inocencio XI; consiguió las primeras indulgencias en favor del Vía Crucis; defendió la unidad de la Orden contra los conatos secesionistas de las provincias francesas bajo Luis XIV; promovió la idea de colegios en que formar misioneros para Tierra Santa; emprendió, y en parte realizó, una amplia reforma de los libros litúrgicos de la Orden.
Díaz de San Buenaventura, como teólogo del rey Carlos II y del emperador Leopoldo I, apoyó eficazmente las gestiones de la Casa de Austria en Roma.
En la Curia romana, fue calificador del Santo Oficio y consultor de varias Congregaciones.
Obtuvo de Alejandro VIII que condenara las famosas 31 proposiciones jansenistas (1690), y de Inocencio XII que se extendiera a toda la Iglesia la festividad de la Inmaculada Concepción (1693).