Aunque se sintió llamado a servir como sacerdote desde temprana edad, la pobreza de la familia no le permitió realizar los estudios requeridos.
Finalmente, impulsado por la situación, Jordan abandonó su trabajo y comenzó los estudios académicos requeridos para las Órdenes Sagradas.
Inicialmente recibió lecciones privadas del clero local y luego asistió a una escuela secundaria en Constanza.
[1] Durante este periodo, comienza a pensar que ha sido llamado por Dios para un nuevo trabajo en la Iglesia, el cual tendría como objetivo la unificación de grupos de sacerdotes y laicos para extender y defender la fe católica en todo el mundo.
[2] Este pensamiento se haría más fuerte durante un viaje de estudios al Oriente Medio en 1880.
Como parte de este proceso, en 1956 su cuerpo fue exhumado, examinado y trasladado a la casa madre salvatoriana en Roma.
Hoy los salvatorianos cuentan con aproximadamente 1300 religiosos entre presbíteros y hermanos, presentes en 44 países alrededor del mundo, representados en cada continente.
[6] Las hermanas salvatorianas actualmente cuentan con aproximadamente 1200 miembros que sirven en casi 30 países.