Abad de Beaulieu, fue elegido, el 30 de abril de 1789, diputado del clero por la ciudad de París a los Estados Generales de 1789, formó parte del comité eclesiástico y del comité de informes, se opuso a la abolición del diezmo, pero tomó poca parte en las discusiones ruidosas y apasionadas, prefiriendo hacer oír, en los momentos de calma, con suma cortesía, las opiniones que creía útiles: Mirabeau lo llamó "pequeña serpiente engatusadora".
Se reunió en la Asamblea Constituyente sólo por orden de Luis XVI y se destacó allí, junto a abbé Maury, por su talento oratorio.
Familiarizado con el Tuileries, emigró a Inglaterra después del Día del 10 de agosto de 1792, luego a América, y no volvió a Francia hasta 9 termidores.
Fue Abbé de Montesquiou quien fue encargado de llevar al Primer Cónsul la carta en la que Luis XVIII invitaba a Bonaparte a imitar a Monck.
Bonaparte no guardó rencor contra el abad, pero este último, habiendo renovado su acercamiento, fue exiliado a Menton (Menton (comuna)), donde no fue molestado.