Forpus conspicillatus

Su holotipo fue descrito por Frédéric de Lafresnaye en Honda, Colombia, en el valle del Río Magdalena, en 1848.

El macho tiene el contorno del ojo, los hombros y algunas plumas remeras de color azul cobalto, destacando la coloración en la zona peri-oftálmica, que hace parecer que el ave tiene gafas azules.

Los ejemplares jóvenes machos desde la primera pluma ya muestran dimorfismo sexual[4]​ Puede llegar a vivir 25 años.

[4]​ Tiene tres subespecies cuya distribución no se solapa, la nominal, F. c. conspicillatus, la cotorrita de anteojos del Cauca, F. c. caucae y la cotorrita de anteojos venezolana, F. c. metae.

[6]​ Sus poblaciones tienden a aumentar, ya que prefiere hábitats abiertos y la deforestación para el desarrollo de la agricultura le favorece.

Los loros independientes aún mantienen estrechas relaciones con sus hermanos, que disminuyen al encontrar pareja, aunque sin desaparecer por completo.

Los loros de anteojos son capaces de diferenciar entre compañeros sociales y adaptar sus llamadas para imitar la llamada del pájaro con el que se están comunicando.

[10]​ Las llamadas pueden variar entre piar, chirriar o zumbar, dependiendo de la información que se transmita.

[12]​ En los últimos años, los periquitos de anteojos se han convertido en mascotas cada vez más populares.