El topónimo “Fondet” proviene de su carácter endorreico es decir, se sitúa en el fondo de depresiones cerradas, recogiendo así las aguas superficiales captadas en cuencas asociadas que no tienen salida directa al mar.En él podemos encontrar, entre otras especies vegetales, quenopodiáceas (Suaeda vera, Sarcocornia fructicosa.En cuanto a la fauna, se destacan la gran diversidad de aves avistadas en distintas épocas del año, como la cigüeñuela, chorlitejo, corremolino zarapitín, andarrío bastardo, agachadiza común, cerceta común, pato cuchara, ánade rabudo, tarro blanco, flamenco, cernícalo, pechiazul, bisbita alpino, águila pescadora, lavandera blanca, pito real, grajilla, entre otras aves migratorias y nidificantes que encuentran cobijo en este humedal (La Matruca 2002-2007).La entidad que tenía este enclave queda reflejada en el mapa editado en Roma a finales del siglo XVII por Giacomo Cantelli, cartógrafo del Papa Inocencio XI (Li Regni di Valenza e di Murcia, 1696, Roma).[2] Una de las peculiaridades de este humedal es la proximidad del nivel freático a la superficie y tal peculiaridad ya era conocida por las civilizaciones antiguas que ocuparon esta porción del Mar Mediterráneo.Estas características propiciaron el asentamiento, en este humedal, de una pequeña comunidad rural árabe o alquería.
Grajillas en el Fondet de la Senieta.
Interior de la mina de agua construida por los agricultores para desaguar los campos de cultivo del Fondet de la Senieta.