Fitohormona

[1]​ Las fitohormonas controlan todos los aspectos del crecimiento y desarrollo de las plantas, desde la embriogénesis,[2]​ la regulación del tamaño de los órganos, la defensa frente a los fitopatógenos,[3]​[4]​ la tolerancia al estrés[5]​[6]​ y hasta el desarrollo reproductivo.

[11]​ La palabra hormona se deriva del griego, que significa puesta en movimiento.

Al principio del estudio de las hormonas vegetales, "fitohormona" era el término comúnmente utilizado, pero su uso se aplica menos ahora.

Las plantas carecen de glándulas para producir y almacenar hormonas porque, a diferencia de los animales, que tienen dos sistemas circulatorios (linfático y cardiovascular) impulsados por un corazón que mueve los fluidos por el cuerpo, las plantas usan medios más pasivos para mover sustancias químicas por el cuerpo.

Las plantas utilizan sustancias químicas simples como hormonas, que se mueven más fácilmente a través de sus tejidos.

A menudo se producen y utilizan localmente dentro del cuerpo de la planta.

Después de la producción, a veces se trasladan a otras partes de la planta, donde causan un efecto inmediato; o pueden almacenarse en celdas para ser liberadas más tarde.

Las plantas utilizan diferentes vías para regular las cantidades de hormonas internas y moderar sus efectos; pueden regular la cantidad de sustancias químicas que se utilizan para biosintetizar las hormonas.

Debido a estas bajas concentraciones, ha sido muy difícil estudiar las hormonas vegetales, y solo desde finales de la década de 1970, los científicos han podido comenzar a reconstruir sus efectos y relaciones con la fisiología vegetal.

Las plantas a nivel de sus tejidos también producen sustancias que disminuyen o inhiben el crecimiento, llamadas inhibidores vegetales.

Se ha logrado producir sintéticamente hormonas o reguladores químicos vegetales capaces de aumentar o disminuir el crecimiento de las plantas, las cuales realizan fotosíntesis siempre para alimentarse.

La investigación inicial sobre hormonas vegetales identificó cinco clases principales: ácido abscísico, auxinas, citoquininas, etileno y giberelinas.

Fue descubierto e investigado con dos nombres diferentes, dormina y abscicina II, antes de que se conocieran por completo sus propiedades químicas.

Dado que se encontró en hojas recién cortadas, inicialmente se pensó que desempeñaba un papel en los procesos de caída natural de las hojas, pero investigaciones posteriores lo han refutado.

Dado que el ABA se disipa lentamente de los tejidos y sus efectos tardan en ser compensados por otras hormonas vegetales, existe un retraso en las vías fisiológicas que proporciona cierta protección contra el crecimiento prematuro.

En plantas bajo estrés hídrico, el ABA juega un papel en el cierre de los estomas.

Debido a esta propiedad, se han desarrollado y utilizado herbicidas de auxina sintética que incluyen ácido 2,4-diclorofenoxiacético (2,4-D) y ácido 2,4,5-triclorofenoxiacético (2,4,5-T) para el control de malezas por defoliación.

La auxina más común que se encuentra en las plantas es el ácido indol-3-acético (AIA).

[23]​ Los brasinoesteroides son una clase de fitohormonas esteroides en plantas que regulan numerosos procesos fisiológicos.

Sin embargo, esta cascada de señales no se comprende del todo en este momento.

El ácido jasmónico se puede metabolizar aún más en metil jasmonato (MeJA), que es un compuesto orgánico volátil.

Esta propiedad inusual significa que MeJA puede actuar como una señal en el aire para comunicar el ataque de herbívoros a otras hojas distantes dentro de una planta e incluso como una señal a las plantas vecinas.

En las plantas, las sales del ácido salicílico y sus ésteres, los salicilatos, juegan un papel crítico en la defensa contra patógenos biotróficos.

[34]​ El ácido salicílico (SA) actúa como una hormona clave en la inmunidad innata de las plantas, incluida la resistencia en el tejido local y sistémico ante ataques bióticos, respuestas hipersensibles y muerte celular.

El etileno es un gas y un compuesto orgánico muy simple, que consta de solo seis átomos.

[38]​ El tallo más grueso resultante es más fuerte y es menos probable que se doble bajo presión al presionar contra el objeto que impide su camino hacia la superficie.

Si el brote no llega a la superficie y el estímulo de etileno se prolonga, afecta la respuesta geotrópica natural del tallo, que es crecer erguido, lo que le permite crecer alrededor de un objeto.

Los estudios parecen indicar que el etileno afecta el diámetro y la altura de los tallos: cuando los tallos de los árboles están sujetos al viento, lo que provoca una tensión lateral, se produce una mayor producción de etileno, lo que da como resultado troncos y ramas más gruesos y resistentes.

Ácido abscísico
AIA
Brasinolida
Giberelina A1
Ácido jasmónico
Ácido salicílico
Etileno
5-Desoxistrigol