Los estudios culturales contemporáneos son herederos de este campo de estudio, y han ayudado a introducir términos como el de interculturalidad, que se fija ya no en la relación entre un único sujeto y su cultura sino entre diversos patrones culturales, entendiendo que en un mundo globalizado ya no se suele tener una sola cultura.
En reacción a Kant, académicos alemanes como Johann Gottfried Herder (1744-1803) argumentaron que la creatividad humana, que necesariamente adopta formas impredecibles y muy diversas, es tan importante como la racionalidad humana.
Propuso que una comparación científica de todas las sociedades humanas revelaría una cosmovisión distinta compuesta por los mismos elementos básicos.
Franz Boas (1858-1942) se educó en esta tradición que llevó consigo cuando salió de Alemania hacia los Estados Unidos.
En el siglo XIX, humanistas como el poeta y ensayista inglés Matthew Arnold (1822-1888) utilizaron la palabra "cultura" para referirse a un ideal de refinamiento humano individual, "lo mejor que se ha pensado y dicho en el mundo".
[6] Dado que estas formas estaban asociadas con la vida urbana, la "cultura" se identificaba con la "civilización" (del lat.
Según Hobbes y Rousseau, los nativos americanos conquistados por los europeos a partir del siglo XVI vivían en estado de naturaleza; esta oposición se expresó a través del contraste entre "civilizado" e "salvaje".
Del mismo modo, esta visión a menudo retrataba a los pueblos indígenas como "nobles salvajes" que vivían una vida auténtica e inmaculada, sin complicaciones y sin la corrupción de los sistemas capitalistas altamente estratificados de Occidente.
[7] En el proceso, redefinió la cultura como un conjunto diversificado de actividades que caracterizan a todas las sociedades humanas.
La mayoría representaba un programa crítico con el idealismo y, por tanto, vinculado a las ideas del siglo XIX.