En todas estas actividades y actitudes se manifiesta la tendencia del ser andino que es lo comunitario porque, como en las ferias, las fiestas patronales o de inicio de la siembra, en los pueblos estos eventos se los hace en comunidad y para la comunidad.
A través de esta confluencia catártica, la comunidad comulga consigo misma y con la naturaleza circundante, afirmando su voluntad de vida (indudablemente la fiesta está orientada a asegurar la supervivencia colectiva).
En la nueva versión de la festividad del Gran Poder, conocida como la Fiesta Mayor de los Andes, 53 fraternidades folclóricas ofrecerieron un vasto repertorio del rico legado cultural con el que cuenta Bolivia.
Posteriormente, en 1904 uno de los devotos hizo retocar el cuadro convirtiéndolo en una imagen con un solo rostro y llamándola el Señor del Gran Poder en referencia al Patrón de Sevilla, imagen bastante común en las procesiones de Semana Santa y con bastantes devotos en grandes ciudades como Quito y Arequipa.
Muchos devotos recibieron favores del Señor, por lo que la veneración de la imagen se extendió.
La imagen recorría por casas de las calles Mercado, Yungas, Figueroa y por la iglesia del Rosario.
Habiéndose convertido en un evento departamental, en 1952 se realizó un festival departamental de danzas paceñas en el estadio, donde surgió la idea de realizar una entrada más apoteósica y organizada.
La fiesta contaba con el apoyo de un sacerdote católico, a quien la historia recuerda como el padre Camacho, los ensayos se realizaban en las noches desde la avenida Buenos Aires hasta la intersección de las calles Gallardo y Segurola.