[2] En paralelo a esta actividad, las casas y negocios de la ciudad dejan velas encendidas en sus ventanas,[1] y desde la década de 1960 son adornadas con faroles de colores con velas en su interior.
[2] La actividad inicia oficialmente con una misa al atardecer, a la que sigue una procesión por el centro de la ciudad en torno a la figura de San Miguel llevada por los españoles durante el siglo XVII.
[1][3][4] Al finalizar la procesión se da inicio al encendido de las luminarias en el borde costero de la ciudad,[3] a lo que sigue el encendido de fogatas en las otras islas del archipiélago, que alcanzan a vislumbrarse desde la propia ciudad.
Existen diversas leyendas sobre el origen de la celebración, que hacen referencia en mayor o menor medida a una supuesta rebelión indígena a comienzos del siglo XVIII; característica compartida con la también calbucana Fiesta de los Indios Caciques.
No obstante, historiadores locales apuntan a que la tradición de encender luminarias habría estado extendida a más celebraciones en el pasado colonial de la provincia histórica de Chiloé, y que por motivos no conocidos o documentados, con el tiempo habría ido desapareciendo hasta conservarse sólo para San Miguel en el territorio de Calbuco.