El hierro puro (pureza a partir de 99,5 %) no tiene demasiadas aplicaciones, salvo excepciones para utilizar su potencial magnético.El hierro tiene su gran aplicación para formar los productos siderúrgicos, utilizando este como elemento matriz para alojar otros elementos aleantes tanto metálicos como no metálicos, que confieren distintas propiedades al material.El hierro es obtenido en el alto horno mediante la conversión de los minerales en hierro líquido, a través de su reducción con coque; se separan con piedra caliza, los componentes indeseables como fósforo, azufre, y manganeso.La escoria del alto horno es formada al reaccionar la piedra caliza con los otros componentes y los silicatos que contienen los minerales.El hidróxido de hierro (III) (Fe(OH)3) se utiliza en radioquímica para concentrar los actínidos mediante co-precipitación.Sin embargo, su uso parece ser ceremonial, siendo un metal muy caro, más que el oro.El hierro se usa en herramientas, armas y joyería, aunque siguen encontrándose objetos de bronce.Este hierro forjado tenía un contenido en carbono muy bajo y no se podía endurecer fácilmente al enfriarlo en agua.Sin embargo durante bastante tiempo, hasta la dinastía Qing (hacia 221 a. C.), no tuvo una gran repercusión.El hierro colado tardó más en Europa, pues no se conseguía la temperatura suficiente.En la Edad Media, y hasta finales del siglo XIX, muchos países europeos empleaban como método siderúrgico la forja catalana.Este sistema estaba ya implantado en el siglo XV, y se conseguían alcanzar hasta unos 1200 °C.En el siglo XVIII, en Inglaterra, comenzó a escasear y hacerse más caro el carbón vegetal, y esto hizo que comenzara a utilizarse coque, un combustible fósil, como alternativa.Fue utilizado por primera vez por Abraham Darby, a principios del siglo XVIII, que construyó en Coalbrookdale un «alto horno».En este periodo la demanda de hierro fue cada vez mayor, por ejemplo para su aplicación en ferrocarriles.En 1826 el alemán Friedrich Harkot construye un alto horno sin mampostería para humos.En Inglaterra se emplea por primera vez en la construcción de edificios, por Mathew Boulton y James Watt, a principios del siglo XIX.Se encuentra formando parte de numerosos minerales, entre los que destacan la hematites (Fe2O3), la magnetita (Fe3O4), la limonita (FeO (OH)), la siderita (FeCO3), la pirita (FeS2), la ilmenita (FeTiO3), etcétera.Se puede obtener hierro a partir de los óxidos con más o menos impurezas.El arrabio suele contener bastantes impurezas no deseables, y es necesario someterlo a un proceso de afino en hornos llamados «convertidores».Se encuentra distribuido en dos formas: 70 % como hierro funcional (2,8 de 4 gramos): Estas son enzimas esenciales para la función de las mitocondrias y que controlan la oxidación intracelular (citocromos, oxidasas del citrocromo, catalasas, peroxidasas).Otros factores, independientes de la dieta que pueden influir en la absorción del hierro son: La absorción del hierro en forma ferrosa tiene lugar en el duodeno y en el yeyuno superior, y requiere de un mecanismo activo que necesita energía.Los animales para transportar el hierro dentro del cuerpo emplean unas proteínas llamadas transferrinas.La hemocromatosis corresponde a una enfermedad de origen genético, en la cual ocurre una excesiva absorción del hierro, el cual se deposita en el hígado, causando disfunción de este y finalmente llegando a la cirrosis hepática.Muchos microorganismos emplean estos sideróforos para captar el hierro que necesitan.El hierro reacciona con peróxido y produce radicales libres; la reacción más importante es: Cuando el hierro se encuentra dentro de unos niveles normales, los mecanismos antioxidantes del organismo pueden controlar este proceso.