En 1910 fue destinado como teniente a la comandancia de El Ferrol.
[3] Cuando Miaja fue nombrado jefe del GERC en abril de 1938, incluyó a Casado Veiga en su Estado Mayor como comandante general de Artillería.
[6] Al final de la guerra se encontraba en Valencia, negándose a huir.
Mientras su hijo pudo huir, Casado fue juzgado en un consejo de guerra y condenado a muerte,[1] si bien la pena le fue conmutada después por 30 años de prisión.
Una vez en libertad, trabajó como profesor de ciencias dando clases particulares.