Inició su maestría en 1604 y se ordenó presbítero en la Catedral.
El Cabildo le felicitó y compensó en diversas ocasiones por su buen trabajo enseñando a los niños Música, Gramática y Aritmética.
Pocos meses después partió hacia Albarracín para ocupar la plaza de maestro de capilla.
[2] Felipe Baltasar hizo testamento y dejó todos sus bienes a la Catedral, lo que significa que toda su música, tanto propia como ajena, fue a parar al archivo.
[2] Se sabe por noticias que compuso diversas obras, entre ellas una misa Bonæ Voluntatis a ocho voces, pero solo se conservan dos obras suyas en el archivo, una misa a ocho voces y el motete O Rex.