[2] A los 18 años, comenzó sus estudios en ingeniería en la Universidad de La Habana; poco tiempo después, ingresaría al Partido Comunista Cubano.
En 1947, inicia un nuevo viaje junto a varios exiliados como Arturo Souto Alabarce, Rafael y Tomás Segovia, Ramón Xirau, José de la Colina, Carlos Blanco Aguinaga, Luis Rius, Manuel Durán, José Pascual Buxó, César Rodríguez Chicharro y Carlos Bosch García a la Ciudad de México.
[4] Al tiempo, mientras completaba su formación universitaria, Federico Álvarez fue contratado por la UNAM para impartir clases de literatura española.
Se licenció en letras en 1965, con la tesis Orígenes y trayectoria del romanticismo hispanoamericano: situación de la novela.
Durante este periodo, desarrolló en Cuba una actividad cultural incansable y de plena identificación con las ideas revolucionarias cubanas.
En México, se dedicó también a labores editoriales, en Siglo XXI, y periodísticas, como colaborador semanal en el diario Excélsior (trabajo recopilado en Vaciar una montaña[8]).