Faustino Míguez

Se entrega a la enseñanza convencido de la bondad del aprendizaje continuado y dedica especial atención a los más pequeños y necesitados.

Por tanto promueve la educación humano cristiana de las niñas, trabajo entonces más abandonado que el de los niños: Piensa entonces en fundar una congregación que, siguiendo el carisma escolapio, se dedique preferentemente a la educación de las niñas.

Elabora unos preparados medicinales que son registrados en 1922 con el nombre de "Específicos Míguez", origen del futuro Laboratorio Míguez, dedicado a la preparación de extractos de plantas medicinales y encara el proyecto del Instituto Calasancio.

[4]​ En 1888 retorna a Getafe y aquí permanecerá hasta su muerte, durante 37 años.

Jubilado como maestro, seguía su actividad científica y como director espiritual.

El Colegio Divina Pastora de Getafe ha instalado un museo dedicado al fundador, que recoge su trayectoria y su obra.