Félix de Jesús Rougier

Sin embargo, su visión cambiaría radicalmente tras conocer al obispo, Monseñor Eloy, quien había asistido ante el joven Félix y más de 300 alumnos más, y les habló largamente de las misiones.

Así, Félix sintió un deseo muy intenso de hacerse misionero, que con el tiempo fue madurando.

Cuando se encontraba cerca de su ordenación sacerdotal le vino una fuerte artritis en su brazo derecho, motivo por el cual no podía ser ordenado ya que en aquel tiempo el disponer un buen estado de salud era un requisito fundamental.

Don Bosco era conocido por su capacidad de obrar hechos extraordinarios en las personas y con el P. Félix lo hizo una vez más.

Su sueño era ser misionero en Oceanía, pero inicialmente su envío allí se vio suspendido por su enfermedad en el brazo.

Luego la señora Armida (quien tenía diversas gracias místicas) le platicó sobre las Obras de la Cruz que ella misma había fundado, lo cual provocó un gran amor y respeto del padre Félix para con estas obras.

Esto provocó un gran dolor en él pero se mantuvo firme con Cristo sabiendo que su labor daría frutos.

Tumba de Félix de Jesús Rougier en el Templo Expiatorio Nacional de San Felipe de Jesús, Ciudad de México.