[16] Si esto fue resultado de las invasiones, según defendía Gildas,[17] o una mera casualidad es una cuestión poco clara.
Originario del norte de Inglaterra, solo habría conocido los sucesos cercanos a esta zona.
[30] Aunque algunas hagiografías escritas en la época de la misión han llegado hasta el presente, ninguna describe a los cristianos nativos como misioneros activos entre los anglosajones.
[31] Otras fuentes incluyen las cronologías de Beda, las leyes emitidas por Ethelberto en Kent y la Crónica anglosajona, que sería compilada en el siglo IX.
[35] Liudhard no parece haber desarrollado una actividad misionera intensa, consiguiendo pocas conversiones entre los anglosajones,[37] y si no fuera por el descubrimiento de una moneda de oro con el testo Leudardus Eps ("Leudardo Obispo"), su existencia hubiera sido puesta posiblemente en duda.
Del mismo modo, los paganos de Sicilia, Córcega y Cerdeña fueron mencionados en cartas papales en las que se urgía a su conversión.
Otra razón para enviar la misión a Kent era el creciente poder de este reino en la Gran Bretaña anglosajona.
[62] Una tradición medieval posterior, recordada por el cronista Thomas Elmham en el siglo XV, sitúa la conversión del rey en Pentecostés del año 597; no hay razones para dudar de esta fecha, aunque no se tengan más pruebas.
[69] Para Markus, esto quedaría demostrado en los textos de Beda, en los que se describen los esfuerzos del rey por introducir el cristianismo.
El plan de Gregorio era crear dos sedes metropolitanas, una en York y otra en Londres, cada una con doce obispos auxiliares.
[82] Igualmente, sugería que los anglosajones construyeran pequeñas chozas, similares a las construidas durante el festival judío de Sukkot, para que fueran utilizadas durante las celebraciones otoñales de la matanza, y transformar progresivamente las fiestas paganes anglosajonas en cristianas.
Otro posible emplazamiento romano está en Lullingstone, Kent, donde un centro religioso datado en torno al año 300 fue fundado sobre una iglesia abandonada.
[90] Aparentemente, Agustín anunció que la iglesia británica debería abandonar aquellas costumbres y usos en discrepancia con la práctica romana, incluyendo el cálculo de la Pascua.
Además, Beda ofrece una imagen uniforme de la iglesia británica, cuando en realidad constituía una entidad mucho más irregular.
[96] El historiador N. J. Higham sugiere que un sínodo pudo haber tenido lugar en Londres para discutir los asuntos eclesiásticos en torno a 603.
Este sínodo es mencionado por Bonifacio, un misionero nativo que viajaría al continente para evangelizar a los sajones de la actual Alemania.
[99] No obstante, los reyes francos estaban cada vez más inmersos en sus luchas por el poder, lo que permitió a Ethelberto proseguir libremente con su promoción del cristianismo.
Lorenzo mostró esas marcas al nuevo rey de Kent, que inmediatamente se convirtió e hizo llamar a los obispos exiliados.
Además también se encuentran ciertas inconsistencias cronológicas en el relato de Beda, como cartas papales que contradicen esta historia.
[107] Paulino desplegó su actividad misionera no solo en Deira, donde radicaba la fuerza de Edwin, sino también en Bernicia y Lindsey.
Por aquella época, muchos de los anglos orientales, cuyo rey Eorpwaldo ya era cristiano, fueron convertidos por los misioneros.
La sede episcopal se situaba en la ciudad y todas las iglesias dependían directamente de la diócesis, gobernada por el clero del obispo.
[112] Muchos historiadores modernos han señalado cómo los misioneros gregorianos aparecen descritos en el relato de Beda como personas serias y aburridas, en contraste con los misioneros irlandeses de Northumbria; esto estaría relacionado con la forma en que Beda reunía su información.
[118] Con los misioneros gregorianos llegó a las islas una nueva forma de práctica cristiana, junto con las tendencias galas e irlandesas ya existentes.
[118] Un importante producto secundario de la misión fue el estrecho vínculo creado entre las iglesias romana y anglosajona.
[120] Aunque Gregorio había pretendido que la sede arzobispal meridional estuviera situada en Londres, esto nunca llegó a suceder.
[121] La idea de que un arzobispo necesitara palio para ejercer su autoridad deriva de la misión gregoriana, que inauguró esta costumbre en Canterbury, desde donde se extendió al continente gracias a la labor desarrollada por misioneros anglosajones posteriores como Vilibrordo y Bonifacio.
[65] Unos pocos objetos encontrados en Canterbury han sido relacionados tradicionalmente con la misión, incluyendo los Evangelios de San Agustín, del siglo VI y realizados en Italia.
[149] Igualmente, se fundó una catedral en Rochester, aunque fue destruida en 676 (pese a lo cual la diócesis continuó funcionando).
[150][151] Otras construcciones eclesiásticas fueron levantadas por los misionetos en Londres, York y Lincoln,[152] aunque ninguna de ellas ha sobrevivido hasta el presente.