La reputación que él adquirió por su erudición y su elocuencia hizo con que le fuera ofertada la sede de Alejandría como sucesor del depuesto Atanasio de Alejandría a principios del año 339, pero lo rechazó y el Concílio de Antioquia escogió entonces a Gregorio de Capadocia, "un agente más preparado para el trabajo duro que necesita ser hecho".
Sin embargo, sus habilidades como matemático y como astrónomo hicieron que sus feligreses lo acusaran de practicar brujería y tuvo que huir hacia Laodicea.
Una reconciliación fue promovida por el Patriarca de Antioquía, pero la tradición dice que Eusebio de Emesa renunció al cargo y terminó su vida estudiando en Antioquía.
La simpatía teológica de Eusebio estaba con el partido semiarriano, pero su interés en la controversia no era tan fuerte.
Butyaert descubrió un manuscrito en Troyes en 1914 conteniendo una traducción latina de ellos.