Eugenio Frutos
Fue uno de los principales difusores del existencialismo en España, pese a mantener una relación crítica con esta corriente.[1] Como poeta, sus comienzos están inmersos en la estética de las vanguardias (creacionismo fundamentalmente) y el neopopularismo que caracterizó a la generación del 27; muchos de los poetas de este grupo fueron compañeros o amigos, como Dámaso Alonso, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Gerardo Diego, Jorge Guillén o Federico García Lorca.En 1925 se licenció con Premio Extraordinario y comenzó a estudiar el Doctorado y a desarrollar su actividad docente como profesor de la Residencia de Estudiantes impartiendo cursos para extranjeros, entre quienes se encontraba Edward M. Wilson.En estos años tuvo como maestros a Américo Castro, Julián Ribera o Ramón Menéndez Pidal; y estudió junto con Amado Alonso, Dámaso Alonso, Emilio García Gómez o Joaquín Casalduero; conoció en el Ateneo y la Residencia de Estudiantes a destacados poetas de la Generación del 27.En lo personal, se casó en 1933 con Lola Mejías, con quien tendría cinco hijos —aunque el segundo vástago, una niña, murió al poco de nacer y fueron supérstites María Eugenia, Luisa María, Berta y Eugenio—.Publicó artículos y poemas en las revistas culturales más destacadas del momento, como Garcilaso, La Estafeta Literaria o Índice.