Meteoro (astronomía)

[2]​[3]​ Según la terminología adoptada en nuestros días se tienen las siguientes definiciones básicas:[4]​ Los meteoros más luminosos, que superan la magnitud estelar de -4m llegando hasta -22m, son habitualmente llamados bólidos o bolas de fuego.No todas las noches del año son igual de intensas en cuanto a meteoros.Es un efecto de perspectiva, pues todos van paralelos, pero igual que las vías del tren, parecen converger hacia el infinito.El material fundido terrestre que se esparce de tal cráter puede enfriarse y solidificarse en un objeto conocido como tectita.Estas partículas pueden afectar el clima, ya sea por dispersar radiación electromagnética o por catalizar reacciones químicas en la atmósfera superior.El origen extraterrestre de los meteoros no fue demostrado hasta 1800, cuando dos estudiantes alemanes calcularon la altura a la que aparecen en la atmósfera.No obstante, cuando este es lo suficientemente grande como para llegar al suelo, su velocidad disminuye debido al rozamiento con las densas capas de la atmósfera inferior, y la luz que lo envuelve se extingue a algunos kilómetros de altura.Aunque, en realidad, estos números son una aproximación, ya que no consideran el efecto de la gravedad terrestre.Al penetrar en la atmósfera terrestre, su energía cinética se transforma en calor por rozamiento y el material meteórico sublima, dando lugar al fenómeno luminoso que conocemos como estrella fugaz, y que representa un 1% de la energía inicial del meteoroide.Es lo que se conoce con fenómeno electrofónico asociado al paso de grandes bólidos.Los meteoros están entonces muy esparcidos y pasan muchos días sin que se encuentre el radiante.J.-G. Porter calculó que el ancho del cilindro donde se encuentran los meteoroides debe sobrepasar los 7 millones de km.Así ocurre que un radiante numeroso en el pasado, hoy solo dé algunos meteoros o se haya extinguido; por el contrario, también puede ocurrir que otro radiante, habitualmente pobre, nos reserve la sorpresa de una abundante lluvia meteórica.Camille Flammarion indicaba a principios del siglo XX: "El problema está, pues, lejos de poderse dar por resuelto".De entre los radiantes más importantes, solamente hay unos pocos cuya actividad se remonta a un pasado lejano.Las Leónidas, por ejemplo, han sido señaladas desde 902;[9]​ las Perseidas desde 865 y las Líridas desde el siglo V a. C..Como vemos, la distancia que separa a los corpúsculos es mucha, y el enjambre más compacto no puede compararse con el núcleo de un cometa.Se han de observar con una potente lupa, pues sus dimensiones son inferiores a 0,1 mm.Estos trayectos ocupados por iones reflejan las ondas del radar detectando así la presencia diurna de meteoros.La investigación descubrió la fecha del fenómeno y lo reconoció como un «meteorito de pastoreo».
Animación de las fases de la transformación en meteoroide , meteoro y un meteorito .
Meteoros de Leónidas vistos desde el espacio en 1997.
Fotografía de un meteoro captada durante la lluvia de meteoros de las Leónidas de 2009.
El rastro de polvo del Cometa Encke se ve como un resplandor rojizo en diagonal
«El Meteoro 1860» de Frederic Edwin Church .