Las técnicas de estereotomía fueron muy utilizadas en ambos países, y se conocieron desde el Medievo como montea.
En España, en el siglo XVI, comienzan a aparecer tratados más específicos, que detallan las formas de cada pieza con mayor atención.
[6] Los citados los escribían arquitectos y maestros de obra para sus aprendices, sin estar en principio destinados a su publicación; es más, se mantenían en secreto.
Aunque actualmente se pueden reforzar con colas muy resistentes o tornillería, de forma tradicional se ha pensado en la estereotomía, es decir, en el diseño geométrico de las piezas allí donde haya junta para la estabilidad estructural.
Durante el siglo XIX se pretendió que el hierro adoptase las formas de la piedra, por lo que sus piezas se amoldaron para encajar entre ellas, diseñando muescas y uniones por gravedad.