Espeleología en Cantabria

Cantabria puede considerarse uno de los lugares en España en que se introdujo más tempranamente el término espeleología en su sentido etimológico acuñado en Francia, como ciencia dedicada al estudio de las cuevas y su contenido, antes de que se desarrollaran las especializaciones.La tesis doctoral de Claude Mugnier «La región del Asón y su evolución morfológica» reuniría los conocimientos existentes sobre esa comarca cárstica hasta mediada la década de 1960.Los estudios globales más destacados realizados hasta la actualidad son los del Macizo del Porracolina, monitorizado desde Dijon y actualmente participado por diversos grupos españoles; el Macizo de Hornijo realizado conjuntamente por equipos españoles y el Spéléo Club de París y el del poljé de Matienzo y su entorno, realizado por la Expedición Inglesa a Matienzo.Las sociedades espeleológicas locales han publicado monografías interesantes sobre el municipio de Miera (SESS del Museo de Prehistoria), el karst de El Soplao (Speleo Club Cántabro), Castro Urdiales (GELL), Camargo y Piélagos (Carballo-Raba).La región cántabra tiene grandes potenciales para la práctica de esta actividad, tanto en su faceta científica (la cornisa cantábrica conservó condiciones excepcionales para la vida a lo largo de las oscilaciones climáticas cuaternarias), como de espeleo-turismo.
Acceso a la cueva del Agua, en el municipio de Arredondo .
Sala de los Fantasmas en la cueva de Coventosa , perteneciente al sistema Cueto-Coventosa-Cuvera.
Espeleólogos en la cueva de Coventosa .